En pleno tiempo de piscinas aparecen también algunas de las secuelas de su disfrute, como el caso de los ojos irritados o enrojecidos que resultan tan molestos. No es extraño ver a los bañistas salir del agua con sus ojos rojos y es fácil preguntarse qué cuestiones causan esta coloración y molestias oculares. ¿es el cloro? Esa suele ser la razón más aducida de manera popular. Pero nuevos estudio han demostrado que la explicación de esta irritación son las cloraminas. un compuesto químico que se genera por la presencia de orina y sudor en el agua y que afectan directamente a nuestros globos oculares.
Esta reacción sucede cuando el cloro libre disuelto en el agua reacciona con compuestos ricos en nitrógeno. Esto sucede debido a que la orina y el sudor presentes en el agua son ricos en este elemento y cuando el cloro libre entra en contacto con ellos su producción se acelera. Venimos pensando tradicionalmente que es el cloro el causante de estas molestias, un producto usado ampliamente para destruir las bacterias del agua, pero la realidad es otra. Para detectar que la culpable, la cloramina, está presente, debemos guiarnos por el olor que identificaría una alta concentración de esta sustancia.
Para evitar los efectos de este proceso químico debemos limitar el tiempo que pasamos bajo el agua, ducharnos antes y después de entrar en una piscina, usar adecuadas gafas de natación para una protección mayor de nuestros ojos si los vamos a abrir bajo el agua, y evitar tragar agua. Y guíate por tu olfato, que será quien delate este compuesto. Si aun así seguimos saliendo del baño molestos con los ojos rojos debemos proceder a una limpieza concienzuda de los párpados con suero fisiológico. Es procedente también usar champú neutro o lágrimas artificiales para aliviar la sensación de irritación o sequedad. Si aun así, estas medidas de prevención no resultan eficaces y el problema va a mas no dudes en consultar a un especialista que te prescriba un tratamiento más adecuado que acabe con las molestias.
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