A muchos nos suena que existen distintas variedades de uva y que vinos muy distintos pueden haber sido elaborados con la misma variedad de uva… ¿o no? Puede que para algunos esto no esté tan claro.
Muchos clientes piden un verdejo pensando que es un tipo de vino, generalmente D.O. Rueda, cuando realmente están llamando al vino por la variedad de uva. Ciertamente hay variedades que sólo se cultivan en determinadas zonas o que están fuertemente asociadas a los vinos de una tierra, lo que se denomina variedades autóctonas, por lo que es normal la confusión. Y a no ser que demos con un camarero puntilloso, pedir un verdejo o un rueda serán considerado como sinónimos. Sin embargo, actualmente encontramos vinos de La Rioja o Castilla La Mancha elaborados con la variedad verdejo, por lo que si pedimos un verdejo a secas también puede que nos sirvan algo distinto a lo que esperábamos. Igualmente, también encontramos vinos de D.O. Rueda que no son verdejo, sino que están elaborados principalmente con uvas sauvignon blanc, una variedad de origen francés que desde la década de los 70 se ha ido implantando en la zona.
“¡Qué lio!, yo no lo tengo claro. La gente del vino lo complicáis todo mucho.”
Te lo aclaramos, una cosa es la denominación de origen, la tierra y condiciones climáticas en las que crece la planta, y otra cosa es la variedad de uva; aunque bien es cierto que en muchos casos la D.O nos dará una pista del tipo de uva que se está utilizando.
Para esclarecer un poco más el asunto aquí os indicamos algunas notas de cómo diferenciar las distintas variedades de uva. Aunque también os advertimos que diferencias distintas variedades de uva no es fácil, hay que tener ciertos conocimientos y mucho entrenamiento para ello.
Para poder distinguir la variedad de uva debemos observar la planta entera, la vid.
Como en cualquier otra especie vegetal, algunas variedades pueden distinguirse por la forma de la planta; el tamaño, forma, estructura y color de la hoja (tanto el haz como el envés), forma del peciolo; así como la época del año en la que da el fruto y la zona donde estemos.
Por otro lado tenemos las características del fruto, la uva. La forma del racimo; el pedúnculo; el tamaño, forma y color de la uva (epidermis y pulpa), la semilla (tamaño y presencia), el tipo de piel y el sabor, nos permitirán distinguir unas de otras.
Para poner un ejemplo concreto hagamos una descripción comparativa de dos uvas blancas, la variedad verdejo que hemos mencionado inicialmente y la Pedro-Ximénez, y luego saquemos conclusiones de cómo distinguirlas.
- Verdejo: La vid de la variedad verdejo se caracteriza por tener una hoja entre pequeña y mediana, de forma pentagonal. Haz con cierta pigmentación rojiza, envés glabro (sin pelos o tricomas), nervios y peciolo con poca o nula densidad de pelos. Los racimos son de tamaño mediano, compactos y el pedúnculo muy corto. La uva es mediana, casi esféricas o ligeramente elípticas, de color verde amarillo y piel fina. Pulpa jugosa. De pepitas (semillas) grandes y apreciables al trasluz de la uva. Típica de la D.O. Rueda, pero también presente en vinos de La Rioja y Castilla La Mancha.
- Pedro-Ximénez: Tamaño de la hoja medio y forma pentagonal. Haz sin pigmentación, nula o muy baja densidad de pelos sobre el peciolo. Racimos muy grandes, de compacidad media y pedúnculo corto. Uva de tamaño medio y forma esférica, con epidermis de color verde amarillenta y hollejo (piel) grueso. La pulpa es muy jugosa. Es la variedad preferente de los vinos D.O. Montilla-Moriles.
En el caso descrito, la conclusión es que cierta coloración del haz, el tamaño y compactación del racimo junto con el grosor de la piel nos van a permitir distinguir estas dos variedades.
Para finalizar, os recordamos que la variedad de uva es solo un factor más que va a dar parte de las características a un vino; otros factores como la tierra, el clima, el momento de la cosecha y los distintos procesos de elaboración del vino pueden llegar a ser incluso más determinantes en las características organolépticas del mismo.
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