Para tener más claro cómo lidiar con ello debemos partir de que el valor ideal del cloro es de 1 a 3 partes por millón, o mg/l. Cuando adquirimos gotas o tabletas para suministrarlo vamos a encontrar una escala de valores en la caja que se nos señala el valor ideal, que debe ser tenido en cuenta. Nunca añadir producto a ojo. Si no controlamos el nivel de cloro corremos el riesgo de exponernos a él de manera abusiva y que nos afecte a la salud con quemaduras y otras reacciones poco recomendables.
El problema es que el exceso de cloro no es percibirle a simple vista, por lo que agregar la cantidad adecuada en cada momento es muy importante. Por otra parte, quedarnos cortos en su uso va a exponernos a las bacterias o virus que pueda haber en el agua procedentes del ambiente, o de otros bañistas, elementos que no se oxidarán con el cloro y podrán afectarnos a la salud. Los síntomas de que esto está ocurriendo son el cambio de color y la creación de una capa gelatinosa, pero para cuando lleguen ya será tarde.
Respecto al pH, partamos de que mide la acidez del agua y su valor debe estar en torno al 7-7.2 para que no afecte a los bañistas. Si este marcador baja, el agua puede acarrear irritaciones, y si sube en demasía anula el efecto del cloro. Con índices altos la cal puede convertirse en un problema ya que no se disuelve y puede incrustarse en el los elementos de la piscina, provocando averías. Consideremos que algunos efectos del cloro son potenciados por el pH y viceversa, por lo que su equilibrio debe ser el idóneo ya que sólo así podremos considerar que el agua está en condiciones de permitir el baño.
Por eso es muy importante testear de manera habitual la presencia de ambas sustancias en nuestra piscina, corrigiendo cualquier desviación que pueda producirse. Tengamos en cuenta que el cloro tiende a bajar, ya que se evapora, sobre todo en los días más calurosos, mientras que el pH se mantiene estable. Podemos añadir productos que incidan en la evaporación del cloro y la retrasen, aunque lo idóneo es ir reponiéndolo para que su presencia se encuentre en los márgenes aconsejados. En cuanto a cómo mantener el pH en su nivel aconsejado, podemos usar un ácido para neutralizarlo. Todas estas tareas pueden realizarse de manera automatizada gracias a los últimos avances tecnológicos. Esto va a evitar la manipulación constante de productos que son tóxicos y peligrosos.
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